La franquicia de los Raiders es una de las tres de la NFL que han tenido como sede tres diferentes ciudades y en su nombre de batalla han llevado tal denominación.
Con su mudanza a partir de la temporada 2020, el equipo negro y plata tiene como hogar el Allegiant Stadium de Las Vegas, Nevada.
Así se unió a los Cardenales que han sido de Chicago, Illinois; St. Louis, Missouri, y Phoenix-Glendale, Arizona; y a los Carneros que han tenido hogar en Cleveland, Ohio, también St. Louis, Missouri, y Los Angeles, California.
En 1960, se fundó la American Football League (AFL), competidora directa de la establecida National Football League; una de las ocho franquicias originales fue la de los Oakland Raiders, que comenzó jugando provisionalmente en la ciudad de San Francisco, vecina en el área de la bahía durante los dos primeros años de su existencia. En 1962, los "malosos" se fueron finalmente a Oakland, de donde se mudaron al viejo Memorial Coliseum de Los Angeles de 1982 a 1994, para regresar a Oakland en 1995 y jugar como local ahí hasta 2019.
Su hogar tradicional fue el Oakland-Alameda County Coliseum, inaugurado en 1966 y que compartieron con los Atléticos del beisbol de las Grandes Ligas. Sin embargo, la tormentosa historia de los hogares de los Raiders ha provocado tantas mudanzas.
Llegada a la "ciudad del juego"
A lo largo de más de seis décadas de historia, la organización de los Raiders, encabezada durante 39 años por el legendario Al Davis, protagonizó una relación tensa con la NFL, precisamente por la situación de no contar con un estadio nuevo y propio.
Esa fue la principal razón por la que se cambiaron a Los Ángeles después de la temporada 1981, pero, cuando la urbe angelina no autorizó la construcción de un nuevo recinto, Davis regresó a su equipo a Oakland. A su muerte en 2011, su hijo Mark Davis tomó las riendas y también confrontó a la liga y al gobierno local. Llegó a solicitar el cambio de regreso a Los Ángeles en 2016, movimiento que no prosperó.
Además de exigir un inmueble propio, los Raiders recibían toda clase de críticas, muchas de ellas de parte de la liga porque el Coliseo de Oakland "no era adecuado para el fútbol americano de la NFL y debe ser reemplazado", según un comunicado oficial de la liga.
Una vez que el gobierno de Oakland y la NFL no volvieron a llegar a un acuerdo para construir un nuevo estadio, las autoridades de Las Vegas, Nevada, ofrecieron 750 millones de dólares en fondos públicos para levantar un inmueble de nueva generación. Al final, el factor del dinero público fue determinante porque el condado de Oakland se rehusaba a emplear la recaudación de impuestos para edificar una nueva casa para los Raiders.
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